Parte del debate sobre los derechos de los homosexuales a casarse y adoptar hijos, es decir: a con-formarse como familia, reside precisamente en la noción misma de "familia". A decir de muchos, la palabra de-signa una realidad que es idéntica en el origen y en el final. Vamos a decirlo de modo simple: la palabra designa un modo de organización social que consta de partes infaltables e inalterables y que es una y la misma siempre. Si algo falta o es alterado, o si es múltiple y diferente, “eso” no puede considerarse sino una anormalidad.
El problema en este caso es que si bien hemos definido qué cuerpo corresponde o no a lo que es una familia, no hemos dado el significado de la palabra. Sabemos si un determinado cuerpo es una familia o no porque la intuición y la costumbre lo dictan, pero a fuerza de andar esa intuición nos aparece como insuficiente. Pues bien: ¿qué es “familia”? Hay varias definiciones según el RAE:
1. f. Grupo de personas emparentadas entre sí que viven juntas.
2. f. Conjunto de ascendientes, descendientes, colaterales y afines de un linaje.
3. f. Hijos o descendencia.
Hagamos un paréntesis. Las tres definiciones anteriores corresponden fielmente a lo que el sentido común nos dice es una familia. En las tres hay un elemento fundamental, que es el lazo genético. Sin embargo, en el mismo diccionario encontramos otras definiciones, algunas de ellas relacionadas con su raíz latina. Sigue entonces:
4. f. Conjunto de personas que tienen alguna condición, opinión o tendencia común. Toda la familia socialista aplaudió el discurso.
En este caso se rompe el lazo genético y tenemos un lazo ideológico que pueden maximizarse en frases como “la gran familia mexicana”. Pero además, también tenemos que la palabra de-signa cosas, por ejemplo:
5. f. Conjunto de objetos que presentan características comunes.
Sin embargo la definición más fiel a la etimología es la siguiente:
6. f. Número de criados de alguien, aunque no vivan dentro de su casa.
Las definiciones anteriores nos permiten reconocer el sentido histórico del concepto. La palabra “familia” es bastante flexible; no tiene uno sino varios significados. Si bien hay un uso cotidiano de la palabra, ello no implica que ese uso cotidiano sea definitivo, porque no de-signa una realidad esencial, sino una histórica y social, lo que cambia (¿actualiza?) su mismo significado. Todavía más: no sólo define lo que realidad es, sino lo que debe ser o lo que queremos que sea. De hecho, de atenernos a la etimología, estaríamos metidos en un problemón, porque etimológicamente la palabra “familia” quiere decir algo diferente a la forma como hoy entendemos la familia. Vamos, desde esa perspectiva nuestra idea de familia no sería sino una perversión de la idea original. Expongo el caso:
La palabra “familia viene del latín famulus, que quiere decir “siervo” o “esclavo” (por ejemplo famulus dei-siervo de Dios), de allí que en su forma inicial la palabra designaba un patrimonio, una propiedad o cuando menos una ascendencia no genética. Si uno va al imperio romano, la familia era el conjunto de esclavos pertenecientes a una “casa” (hacienda). Ya posteriormente la palabra fue aplicada no sólo a los sirvientes o esclavos, sino a todas las personas que habitan “la casa”, entendida ésta como res familiaris, es decir: como patrimonio del pater que, en la cultura romana, era el varón. La palabra “familia” no designaba originalmente al padre, la madre, los hijos, los abuelos, tíos, etc., sino también a los esclavos. ¿Cuáles eran las nociones que se usaban en latín para expresar el parentesco? Había dos adjetivos: cognatus (de donde viene con-nato) y propinquus (que contiene pro y el equus).
Ahora. La voz “familia” también está emparentada con la palabra latina famel, que a su vez está emparentada con la palabra fames. Cuando alguien dice “estoy famélico” lo que quiere decir es que tiene hambre. Eso es justamente lo que quiere decir fames: hambre. En este otro sentido, la familia es el conjunto de personas, consanguíneas o no, que habita una misma casa (res familiaris) en la cual viven y satisfacen su hambre. El pater familias, que es el dueño de la casa, tenía el deber de alimentarlos y estos, en retribución tenían el deber de servirle, ya sea como cognatus o propinquus o como servus.
Esto me recuerda aquel conflicto que suscitó Carlos Abascal cuando atendiendo a lo anterior prácticamente culpó a las madres trabajadoras de los conflictos sociales actuales. Mientras el hombre es el encargado de alimentar a la familia, la mujer es la encargada de la casa que es patrimonio del primero. La mujer cumple su rol en la casa, no fuera de ella. Entonces Abascal tenía razón, siempre y cuando pensemos que la palabra “familia” de-signa una realidad esencial, que no cambia, lo que nos mete en problemas porque de hecho la forma actual de la familia no es análoga a la forma antigua.
El hecho es que la familia cambia. La idea de familia en el mundo romano tiene un desarrollo histórico y por ese desarrollo llega hasta nosotros, pero no lo hace de forma estática. La familia de la que hablaban los romanos era algo diferente a nuestra forma de comprenderla. Pero además, como decía, la palabra no sólo se actualiza en función de las transformaciones históricas dadas, sino de las posibles. La familia no es sólo lo que fue y lo que es, sino lo que será acorde con nuestras necesidades y nuestros deseos.
Un último punto. ¿Por qué no nos dejamos de payasadas y aceptamos que la familia, en tanto construcción sociohistórica, no define una naturaleza y tampoco es natural? “Familia” no es physis, sino ethos. La palabra ethos, de donde viene la palabra ética, no es sino la declaración de independencia del hombre (antropos) de la physis (naturaleza). A pesar de que siempre guardan alguna relación, la ética comienza donde termina “lo natural”, cuando el ser humano rompe con la condición de esclavo de la naturaleza y crea su propio mundo a partir de su transformación.
1 comentario:
Hola Favian (raro que escribir tu nombre con V) muy interesante tu información sobre eso que aún llamamos "familia" y que muchas personas asumen que su existencia en este mundo ha sido por siempre, junto a la humanidad.
Me interesa el tema familiar porque es desde esa organización, en donde se le han asignado a las mujeres los roles que debe de cumplir en su vida sin excepción.
La posición de la mujer históricamente ha dependido de la función que desempeñe en la familia y esta a su vez, del tipo de sociedad en que se encuentra constituida.
Y es en este análisis en donde encontraremos muchas evidencias sobre lo que definió la marginando femenina, evitando que la mujer tuviera acceso a otras funciones que no fueran las del mundo privado: servir, procrear y atender todo menos a ella misma.
Mientras las mujeres feministas, en este época actual no logremos hacer evidente este origen que definió nuestro rumbo en la evolución histórica humana, no vamos a poder contar con esa mayoría de mujeres con deseos de poder; para que desde ese poder, organicemos el mundo y sus sociedades con un espíritu incluyente y pacífico.
Felicidades por tu BLOG.
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